El mejor disparador para el progreso

Por: Juan Manuel González C.

En una entrevista televisiva, fuera de cámara Andrés Oppenheimer le preguntó a Bill Gates -Fundador de Microsoft y uno de los hombres más ricos del mundo- ¿Cuál es el disparador de la modernización educativa? Gates respondió: “La manera de despegar es sintiendo que estás quedándote atrás”.

No es casual que América Latina sea -junto con África- la región con menos inversión en investigación y desarrollo de nuevos productos y con menos patentes registradas. Las cifras son escalofriantes: en los países latinoamericanos se invierte sólo el 2% de la inversión mundial en investigación y desarrollo. En cambio, el 28% de la inversión mundial en este rubro, en Europa y Asia es de 30% y 39% en Estados Unidos.

De acuerdo con estudios del Banco Mundial, los bajos niveles de innovación en América Latina se deben a que los países de la región no ofrecen suficiente seguridad jurídica, no hay capital de riesgo suficiente para apoyar proyectos innovadores y existe demasiada burocracia para abrir nuevas empresas. Sin embargo, Bill Gates afirma categóricamente que lo que hace falta es una buena preparación educativa.

En los países latinoamericanos sólo el 27% de los jóvenes en edad universitaria están en la universidad, comparado con el 69% de los países industrializados. ¿Por qué tan pocos llegan a la universidad? La respuesta es muy simple: por la mala calidad de la educación primaria y secundaria.

Los jóvenes mexicanos universitarios están conscientes de que ser universitario en México es un privilegio. La semana anterior se llevó a cabo la ceremonia de graduación de estudiantes de doctorado, maestría y licenciatura en una de las mejores universidades de la Laguna. El discurso por parte de los graduados de licenciatura estuvo a cargo de una universitaria que se graduó de Licenciada en Psicología. Sus conceptos describieron claramente el reto al que se enfrentaran.

“Hoy, nuestra graduación representa la culminación de años de esfuerzo, disciplina y dedicación, pero también simboliza algo más. Hoy, somos la generación que agradece la presencialidad y sé que no cambiaríamos en lo absoluto la posibilidad de estar aquí cara a cara, o más bien, por la situación pandémica que aún vivimos, mascarilla a mascarilla”.

“Ahora es momento de recordar a nuestro yo del pasado, aquel alumno o alumna con miedo, emoción, dudas y metas. Hoy abrazamos esa versión de nosotros mismos y podemos asegurarle que todo salió bien, que puede dejar de tener miedo y seguir soñando. Cada desvelo y cada tarea entregada hoy cobran un mayor significado y nos reiteran que el esfuerzo vale la pena y deja frutos. A pesar de que el día de hoy parece marcar un cierre, no podemos dejar que se desvanezca en nosotros el deseo de seguir aprendiendo. Interpretemos nuestro egreso como un peldaño que ascendemos y no como un destino. Nuestra universidad cuidó y avivó el fuego que llevamos dentro, ahora es nuestro turno de mantener la llama fuerte y no dejar que se apague”.

“Sin embargo, de acuerdo a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, en 2019 sólo el 24% de los jóvenes de entre 25 y 34 años de edad obtuvieron en México un título de estudios superiores, de los cuales, aproximadamente un 35% estábamos matriculados en instituciones privadas de educación superior. Es importante detenernos un momento para reconocer y asimilar estas cifras y señalar que lo que celebramos el día de hoy no es, en nuestro país, sólo un paso más en nuestro ciclo de vida, sino un privilegio que, como tal, nos plantea la responsabilidad de ponerlo a disposición del prójimo. Es decir, luchar con el fin de que deje de ser una oportunidad para pocos, y que sea un derecho al que todos tengamos acceso”.

“Las carreras que a partir de ahora ejerceremos no son espontáneas ni inertes, tienen un sentido que va más allá de nosotros mismos. Tenemos el compromiso de ejercer desde la empatía, el amor y la búsqueda de la justicia y la equidad, porque podemos, y debemos, poner mucho más que el esperado granito de arena. Quienes éramos en primer semestre, quienes somos ahora y quienes seremos dentro de unos años, todos nosotros, quienes hoy concluimos una gran etapa, hoy somos potencial de cambio, de crecimiento y de evolución”.

“Hoy nos corresponde levantarnos, aferrarnos a la idea de que existe otra forma de vivir como sociedad y alzar la voz sin miedo ante la injusticia, siempre desde la solidaridad con nuestros pares y en miras del bien común. En momentos de confusión o miedo ante el porvenir, recordemos el lema de nuestra universidad: “La verdad nos hará libres”, y pensemos que siempre es posible alcanzar la luz al final de cualquier túnel si caminamos de manera íntegra y honesta”.

“De igual manera, no podemos dejar de reconocer y agradecer el hecho de que detrás de cada uno de nosotros hay una red de apoyo que nos permitió llegar hasta aquí. Abuelos, madres, padres, hermanos, mascotas y demás integrantes de la familia, este también es su logro. Igualmente, nuestra celebración conlleva una especial y profunda dedicatoria a aquellos seres queridos que perdimos por la pandemia de COVID-19. Los recordamos, agradecemos y felicitamos porque esta es una victoria en conjunto”.

“Reiteramos nuestro agradecimiento profundo hacia la Universidad Iberoamericana Torreón por la maravillosa formación recibida en estos años, por brindar siempre un trato de calidad y calidez, y por acompañarnos a miles de estudiantes en la búsqueda sincera de nuestra vocación. Estoy segura de que las herramientas que cultivamos aquí nos acompañarán en cada paso de nuestras vidas profesionales, así como quedarán siempre en nosotros los valores aprendidos en las aulas a través de cada maestro, a través de cada miembro que asegura que siga en marcha la universidad y cada amigo que tuvimos el honor de conocer en este espacio”.

Fuente: Discurso de la Lic. En Psicología Renata Aitana Muñoz Chapa.