Enrique Krauze

Breve repaso de 50 años del poder político en México

Conferencia Magistral

Yo viví un sistema político mexicano en donde el presidente tenía el poder y cada 6 años podía hacer o deshacer lo que quería, no había libertad de expresión, no había cámara de diputados o de senadores que fuera verdaderamente independiente, lo mismo sucedía con el poder judicial, no existía tampoco un Instituto de la transparencia; pero sobre todas las cosas, no había un instituto electoral ciudadano que llevara a cabo las elecciones. Señaló lo anterior ante una gran audiencia que se dio cita en su conferencia magistral, el historiador Enrique Krauze. 

En México en las décadas de los 70´s, 80´s, las elecciones las efectuaba la Secretaría de Gobernación; el nacimiento del Instituto Federal Electoral en la década de los 90´s es una conquista de la democracia, fue el resultado del trabajo y el empeño de muchas generaciones para que el país accediera a una vida democrática. El historiador se dirigió a los jóvenes en la audiencia señalando que el sistema político que se tenía en México en ese entonces fue llamado “dictadura perfecta” por el escritor Mario Vargas Llosa. Era un sistema de poder prácticamente absoluto centrado en el presidente y el partido. 

Aunque de acuerdo a Krauze, todo esto pareció concluir en el año 2000, cuando a través de elecciones se da la alternacia en el poder. “Lo anterior, no quería decir que México accedía al paraíso, al contrario, entraba a la zona turbulenta y difícil de la vida democrática, donde existen muchas opciones y no hay una que predomine sobre las otras, quizá ser mayoritaria, pero no un predominio como el que había con el PRI”.

“Puede haber un buen gobierno o un mal gobierno, personalmente, tuve una opinión muy crítica de los gobiernos de Vicente Fox, Felipe Calderón, y por supuesto del de Enrique Peña Nieto, que fue un desastre, pero para eso sirve la democracia. En esencia, la democracia premia al que lo hace bien y castiga un mal gobierno, eso es alternancia, y para ello necesitamos un instituto electoral que cuente los votos y que haya una renovación cada seis años”.

De forma paralela a estos cambios, en el año 2000 México crecía a una tasa muy modesta, insuficiente aún y los problemas urgentes seguían latentes. Aunado a lo anterior, se observó un fenómeno que fue creciendo de forma cada vez más alarmante; junto con la democracia que empezábamos a construir, surgió el azote de una violencia que México no había vivido desde los tiempos de la revolución y la mortandad se disparó, los factores fueron varios, entre ellos el ascenso de los grupos del crimen organizado mexicano y el declive por otro lado de los colombianos. Son temas muy complejos que tienen que ver con el tráfico de las armas y el levantamiento del veto por parte de Estados Unidos a la venta de armas largas, surgiendo así una guerra de intereses económicos brutales entre mafias y grupos. 

La democracia que teníamos en aquellos años era todavía muy reciente y ocurre que si la democracia es muy joven y todavía no entendemos bien como funciona, los pueblos o la gente se desesperan porque lo que se desea son resultados muy rápidos. Al respecto, mencionó el caso de Venezuela (país en el que los partidos políticos tenían igual o más corrupción que en México), donde surgió un extraordinario líder militar, Hugo Chávez, quien dijo que si votaban por él, haría de Venezuela el país más extraordinario del mundo. Por un tiempo, los venezolanos mejoraron su situación, y por diez años no se dieron cuenta de que todo dependía de una persona y del precio del petróleo. Con el tiempo, las circunstancias cambiaron, Chávez falleció y los precios del petróleo se derrumbaron.Venezuela el país más rico del mundo en reservas petroleras tiene hoy una tragedia humanitaria con 4 millones de exiliados y una situación de pobreza cercana a la de Haití.

Además de los casos Venezuela, Bolivia y Cuba, lo preocupante hoy en día es el surgimiento del sistema político llamado populismo y que para nuestra increible sorpresa ya se apoderó en buena medida de Estados Unidos, nada menos que una de las democracias en funciones más antiguas de la historia.

En la actualidad, existe en México un gobierno absolutamente legítimo en términos democráticos, no cabe la menor duda que Andrés Manuel López Obrador ganó ampliamente las elecciones y aunque no estoy de acuerdo con algunas de las decisiones económicas que se han tomado (la cancelación de NAICM), el presidente tiene todo el derecho de hacerlo porque es la plataforma que propuso y por la que muchos mexicanos votaron y siguen estando de acuerdo con él.

Sin embargo, subrayó Enrique Krauze, hay tres temas en la vida política del país que no sólo no se discuten, son sencillamente no negociables: 

La primera de ellas es la autonomía de las instituciones. La ciudadanía no puede renunciar a tener un instituto electoral autónomo que organice y supervise las elecciones. El manejo autónomo del Banco de México y el Instituto de Transparencia y Acceso a la Información Pública (de reciente creación), así como la Suprema Corte de Justicia son indispensables para una vida democrática.

El poder necesita contrapesos, y uno esencial además de los ya mencionados es la libertad de expresión. Desafortunadamente, se observa hoy en los medios masivos de comunicación un cierto grado de censura, aunque ahora están las redes sociales que son libres y hay voces independientes que dicen lo que realmente piensan, lo cual no significa que sean dueños de la verdad, simplemente, debe tenerse el derecho a ser escuchado. La clave de la democracia es escuchar al otro. 

Otro tema fundamental es la No reelección, que es como el primer mandamiento de la ley histórica política de México, la No reelección motivó la revolución mexicana y dejó un millón de muertos, la No reelección fue respetada desde la muerte de Alvaro Obregón. Desde el primero de diciembre de 1934 hace 85 años, México tiene un nuevo presidente cada 6 años.  

Cuando se me ha preguntado si el actual gobierno tiene parecido con los mandatos de Luis Echeverría, José López Portillo, Gustavo Diaz Ordaz o aún con Carlos Salinas, mi respuesta es no, porque este sistema tiene elementos positivos a diferencia de aquellos. Es sabida la trayectoria crítica que mantengo ante el actual gobierno, no obstante, creo que la política de austeridad es buena, que la voluntad de atacar la corrupción es inaplazable, que tratar de distribuir directamente una parte del ingreso nacional entre la gente más necesitada también es loable, aunque a veces la instrumentación es lo que falla. 

Visto lo anterior… Cuál es la preocupación? Que en el antiguo régimen el Presidente con la dictadura perfecta no tenía todo el poder, lo compartía con el PRI, que era una especie de corporativo que incorporaba lo mismo federaciones campesinas, que grupos sindicales, todos con una gran corrupción. El PRI no era propiedad del presidente, cuando los presidentes en turno concluían su gestión nadie se volvía a acordar de ellos. Sin embargo, hoy estamos ante una situación en que el voto popular llevó a Andrés Manuel López Obrador a contar con un poder que no tuvo ningún otro presidente de México.

Ante ello, tengo que decir que mi obligación es señalar que el país debe preservarse como un país democrático, respetando las instituciones autónomas, el gobierno puede tener acciones positivas o negativas, sin embargo, debe existir la libertad de crítica, la prensa ha sido objeto de ataques injustos, indebidos e indignos de un poder democrático, tiene que haber respeto de libertad, respeto a las instituciones. Para mí, lo esencial es que México no pierda la brújula democrática en sus instituciones, sus libertades y el precepto de la No reelección, y para ello necesitamos que los ciudadanos participen, la democracia se puede perder fácilmente y los costos son muy grandes si eso llegara a suceder.